domingo, 16 de enero de 2011

Los Andaluces



Sería una pretensión muy grande decir que los conozco y que puedo describirlos; éstas son tan sólo impresiones, vagas anotaciones de la memoria que en esta época de mi vida es tan poco confiable, pero por la misma razón también, quiero escribirlas.

Los andaluces, parecen muy alegres; como característica notable, siempre están hablando, en pequeños grupos, en grandes, en todas partes, siempre hablando y en voz alta. En Sevilla los vimos; salen en parejas, pasean en familia, caminan por esas hermosas zonas turísticas muy elegantes, las mujeres más jóvenes con las imprescindibles botas de invierno. Cuando las personas o parejas que caminan se detienen en algún parque o plaza, los hombres se agrupan a un lado y las mujeres al otro, supongo que en esas ocasiones se disfruta más con la complicidad del género; hablan, cuentan chistes, chismes, y ríen a grandes voces. La alegría del ambiente es en general, contagiosa.

El andaluz tiene un particular acento y una peculiar manera de pronunciar algunas letras, algo parecido a como lo hacen las personas que habitan las costas del Caribe: la ¨s¨ puede convertirse en ¨j¨, la ´r¨en ¨l¨y omiten la última letra de algunas palabras. A mí, me sonaba sumamente simpático y amigable.

Ví, a la salida del parque de Murillo un par de amigos de mediana edad, y alcancé a oir lo que le decía uno de ellos al otro: ¨lo que tienej
tú que mirá ej el glamú, el glamú ej lo importante¨. A un joven en una esquina le preguntamos por la direccion de El Alcázar y nos dijo con toda solicitud; ¨Ejtá a la ejparda de la catedrá, no lo olvidéi, a la ejparda¨. Siempre se muestran atentos con las preguntas del turista... deben estar muy acostumbrados a ellos.

Los españoles en general, son de mediana estatura, barba cerrada, tez blanca, cabello oscuro, pero en muchos andaluces, es evidente la herencia árabe; son de tez más trigueña, ojos y cabellos muy oscuros, y de carácter indicutiblemente alegre; los vimos salir de la catedral el domingo en Sevilla, como dije ya, luciendo sus mejores galas. Si los amigos se encuentran, se gritan desde el otro lado de la calle y a la alegre gritería se van uniendo otros en animado jolgorio; son muy ruidosos.

Se dice que los españoles se acuestan muy tarde y se levantan tarde también; el desayuno nunca es antes de las 9 de la mañana, el almuerzo entre las dos y tres de la tarde y la cena, después de las ocho de la noche; más tarde vienen las copas, el cante, el tablao flamenco, la fiesta, rociado todo con buen vino y abundante manzanilla. Caminando por un callejoncito como a las 11 de la noche, una chica ¨muy guapa¨ frente a un pequeño bar, nos sale al paso y alegremente nos pregunta: ¿vais a tomar unas copitas?.

Las muchachas andaluzas son bonitas, altas y delgadas, visten mucho de falda y la complementan con altas botas, medias de invierno, abrigos y bufandas ostentosas, con claras influencias del estilo gitano.

En esta hermosa tierra de olivares, de aceite de olivas y de naranjos, lo que más se siente es la presencia de las antiguas culturas que la poblaron, muy especialmente la de los moros; no ví muchos gitanos, solamente una por los alrededores de la Alhambra nos siguió con una ramita de romero, quería dármela, pero mi esposo le dio una moneda y le dijo que no, a lo cual ella desilusionada dijo a nuestras espaldas: ¨Pero hombre... déjala que la reciba, que el romero le va a da.. buena suerte ¨. Supimos que hay barrios de gitanos en casi todas estas ciudades del sur, pero no los visitamos.

Es conocida también la despreocupada e irreverente forma en que los españoles se refieren a los símbolos religiosos; oímos a un español decir a otro con motivo de una gran nevada en Ginebra: ¨Hombre... que en Ginebra están cayendo ostias, y nos han desviao a Zurich ¨.

En fin, que son un pueblo alegre, de carácter fuerte, orgulloso de su pasado y de sus reliquias, que quiere mirar con optimismo el futuro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso escrito, gracias por las descripciones del habla, eso es lo que más me gustó. Precisamente hoy atendí a un español, no sé de que parte era, pero muy simpático y platicador, decía chistes y era muy amable, los españoles que he atendido antes son mucho más serios, y ahora que leí la descripción de los andaluces, se me antoja que era de allá.

Ruth Grajales dijo...

Gracias de nuevo, aprecio mucho tus comentarios.