viernes, 30 de abril de 2010

Niños del siglo XXI

Siempre se ha dicho que cada nueva generación es diferente de la anterior; los sociólogos las representan dándoles curiosos nombres: los baby boomers, generación X, y los expertos las caracterizan de manera muy precisa; el actual desafío son los niños del Tercer Milenio.

Los tiempos que vivimos, altamente tecnificados, con sofisticados sistemas de comunicación que además están al alcance de una gran mayoría, especialmente en los países desarrollados y también en vías de desarrollo, crea una especie de sobreestimulación que tiene un efecto muy evidente en los niños del nuevo milenio.

Todo esto me hace pensar en el gran reto planteado a los padres y maestros de esta nueva generación de niños. Tíenen la necesidad de mantenerse informados y actualizados acerca de nuevos paradigmas y tendencias educativas, y ser muy reflexivos con respecto a lo que creen y a lo que saben para examinarlo constantemente y replantearlo con una mente crítica y abierta.

Yo me sorprendo cuando veo a pequeñitos de sólo dos años manipulando con toda naturalidad y éxito un "ipod", no sólo poniéndolo a funcionar sino también buscando juegos, fotografías familiares y ejecutando una llamada. Absolutamente asombroso para mí, de muchas generaciones atrás y por demás torpe para descifrar toda la veretiginosa producción de facilidades y novedades tecnológicas que surgen con sorprendente rapidez.

Y sigo sorprendida, con la boca abierta, viendo en un noticiero sobre tecnología a un periodista que hace una entrevista a un jovencito de sólo 13 años que produce aplicaciones para el "ipad" otro milagro de la tecnología que nos hace temer a los amantes del papel que un día no lejano el libro como lo conocemos y amamos, desaparezca. Pues bien, el jovencito en cuestión le vende sus aplicaciones a nada menos que Apple, y hace más dinero que sus padres con ello.

Son solamente algunas reflexiones sobre lo serio y grave que puede ser la responsabilidad de criar y educar niños en estos tiempos. Estuve leyendo sobre investigaciones que revelan lo precoces que pueden ser estos niños debido sin duda a que reciben constante y abundante estímulo como ya mencionábamos. Antropólogos y psicólogos recomiendan la búsqueda de nuevos paradigmas porque estos niños requieren también de nuevas formas para educarlos.

Los investigadores y especialistas dicen que los niños del tercer milenio son más precoces y maduros; que si se les permite, pueden ser muy autónomos desde muy pequeños, con una inteligencia emocional supradesarrollada.

Se dice que estos niños pueden ser sumamente sensibles, con inteligencia emocional muy
desarrollada, capacidad de asimilación y entendimiento muy rápidos, gran sensibilidad hacia las artes y que así mismo deben ser cultivados en ellos todos los tipos de inteligencia que se conocen hasta ahora. Psicólogos y pediatras aseguran observar en estos niños características de desarrollo varios años más avanzados que la edad que representan.

Por lo que veo sigue vigente la necesidad de ofrecer una educación integral que desarrolle los apectos físicos, mentales, emocionales y espirituales. Esto requiere de padres verdaderamente sensibles a las necesidades de sus niños, dispuestos a dedicarle tiempo a su educación y a su desarrollo con verdadera apertura de mente y de corazón.

Creo que en estos tiempos el hecho de que un padre de familia no tenga ninguna relación profesional con la educación, no le excusa de la necesidad de estar atento, informarse, leer y preguntar en las escuelas acerca del conocimiento que los maestros tienen acerca de estas cosas.

Ayudar a los niños a crecer en contacto con la naturaleza, procurar que su niñez discurra de la forma más natural posible, fortalecer constantemente su autoestima, conferirles responsabilidades, enseñarles a ser útiles combinando la actividad práctica con las que contribuyen a su desarrollo cognitivo, ponerles en contacto con las actividades humanas hermosas y creativas, enseñarles a amar a otros y a ser sensibles a sus necesidades, ayudarles a formar conciencia de la condición de nuestro mundo como la casa que habitamos y crear conciencia ecológica en ellos, mientras ocupamos como padres, maestros y adultos el papel de modelos que brindan ejemplos que les animen a ser buenos ciudadanos y mejores seres humanos.

Todo lo que constituye educación y desarrollo integral es importante, siempre lo ha sido, y si hoy hay más conciencia de ello, pues enhorabuena, sin olvidar que parte de ese desarrollo es el aspecto espiritual. Un niño necesita creer, necesita una fe a que aferrarse, y si sus padres pueden darle esto como un valioso legado, él niño posee una herramienta con la cual hacerle frente a sus miedos, frustraciones, desilusiones, fracasos y todo aquello que los adultos sabemos que es parte de la vida. No podemos sustraerlos de los episodios dolorosos del camino, lo que me parece realmente importante es que les enseñemos como superarlos, como convertirse en un ser humano bueno y noble. El desarrollo espiritual es de vital importancia para el desarrollo de un carácter equilibrado y su escenario principal es el hogar.

Tal vez nunca antes fue tan necesario buscar sabiduría y dirección de lo Alto. ¡Dios ayude a estos padres privilegiados del Tercer Milenio!





miércoles, 14 de abril de 2010

Personajes 2

Le llamé pomposamente "mi secretario particular". No es que tuviera o hubiera tenido alguna vez un contrato para trabajar conmigo o con los miembros de mi familia. Ni siquiera recuerdo con claridad la forma como lo conocimos, pero se convirtió en un personaje muy conocido y a veces hasta cercano.

Era fácil localizarlo, porque siempre venía al campus universitario en busca de trabajo, y solía mantenerse ocupado lavando carros, limpiando jardines, haciendo mandados, en fin, era lo que se llama un "experto en todo".

Me simpatizaba porque nunca pedía que le regalaran dinero, simplemente pedía trabajo, y no es que fuera un perfeccionista, más bien todo lo contrario, pero el tipo era bastante simpático y sin pretensiones.

Nunca confesaba desconocer algún oficio, como un día en que le pregunté si sabía limpiar chimeneas, y me contestó que sí desviando rápidamente la mirada para evitar cualquier inoportuna vacilación. Ingenuamente le pedí entonces que procediera con la limpieza.

Como única herramienta me pidió una escoba; pero el pedido me hizo sospechar que no era un "profesional" en el ramo. Al entregarle la escoba le pregunté. "José, ¿cuántas chimeneas ha limpiado?" "Esta es la primera" me contestó con toda sinceridad y sin distraerse de la labor.

Más frecuente era que le pidiera limpiar el patio, cortar la grama, recoger las hojas, etc, a todo lo cual accedía sin demora. Creo que el trabajo que más le gustaba hacer era el de lavar el carro, si no se lo pedíamos, él mismo venía a preguntar.

Era un personaje sencillo, un hombre de pueblo, humilde y sin letras, pero armado con toda la picardía y malicia de la raza; cuando sucedió la caída de las torres en Nueva York, le pregunté si no le preocupaba el hecho de que hubieran cerrado la frontera y no se podía entrar a Estados Unidos y recurriendo a la lógica más elemental, me comentó: "Pos si, será un problema, pero pos el río no lo van a poder cerrar". Su experiencia de turista "mojado" lo delataba.

Venía cumplidamente más o menos cada quince días para solicitar la limpieza del patio y cortar la grama; unos vecinos bondadosos, que también le daban trabajo, le prestaban además una vieja cortadora de césped manual, con la cual José pretendía ganarse algunos pesos para sobrevivir el día y con ésta venía a trabajar en mi patio.

Como ya mencioné, la calidad de su trabajo no era lo que pudiéramos llamar medianamente bueno y se pueden imaginar el duro trato que le daba a la cortadora de césped que además era prestada. Como era de esperarse, un día al pasarla encendida sobre un borde de cemento, la máquina, entre estertores y llamaradas, dejó de funcionar.

Como siempre sucede, mientras que algunos podían simpatizar con nuestro personaje por simpático e "ingenioso", a pesar del pobre desempeño, había quienes no lo querían por las mismas razones.

Al ver dañada una de sus principales fuentes de ingresos, se dirigió con toda decisión hacia la casa de otra familia, que como ya él había observado, poseía una flamante podadora nueva, grande, con varias velocidades, bien equipada y ya que él la necesitaba, supuso que sólo sería cuestión de pedirla para trabajar en mi patio.

Como José vino a decirme que no podía terminar su tarea porque la máquina se había dañado, no supe yo de las diligencias que realizaría, aunque sí me había sugerido la ya mencionada solución, pero yo me negué rotundamente a que lo hiciera.

Como ilustre representante de su raza, José mentía con descaro; después de mi negativa de pedir prestada otra máquina, se fue directamente a la casa de los vecinos y le pidió olímpicamente a la señora que le prestara la máquina, a lo que por supuesto ella se negó y José se fue tranquilamente a su casa.

Lo supe porque la misma vecina me lo contó una mañana y me dijo tener mucha pena conmigo por no haber prestado su máquina explicando a su vez que no lo había hecho porque conocía lo descuidado e irresponsable que era José. Más avergonzada me sentí yo porque no sabía exactamente en nombre de quién el susodicho había hecho el pedido, y me deshice en explicaciones también tratando de convencer a la señora de que yo no había tenido nada que ver con el atrevimiento de José.

Cuando volví a ver a mi "secretario", estaba yo algo disgustada con él por el incidente de la máquina y le pregunté sobre el asunto, pero sin inmutarse un ápice me dijo "¿cuál?, noooo, yo no he ido a pedir nada, no conozco a nadie en esa casa...

Dirán ustedes qué clase de personajes son los que colecciono en mi memoria, pero a mí estos curiosos individuos me resultan encantadores, me parecen sobrevivientes de la vida, una vida por demás dura y difícil.

Osadía

Hay un pequeño patiecito de cemento junto a la puerta de mi cocina y después de éste, un amplio jardín muy verde.

Como muchas cosas aquí, cada cosa debe estar en el debido y estratégico lugar, lo cual hace que todo se vea muy bonito y cuidadosamente planeado. Los árboles grandes, uno a la izquierda y otro a la derecha del terreno, los arbustos, ubicados cerca de los límites de la propiedad y en el centro un lugar para las plantas de flores y hermosas hojas. También una "casita" alta para poner alimento a los pájaros.

He puesto semillas para ellos en este lugar, muchos pájaros llegan especialmente en el crudo invierno, pero cuando la nieve se va y llega la primavera, a mí me gusta derramar las semillas en el pequeño patiecito de cemento, eso hace que los pajaritos vengan muy cerca y yo me deleite contemplándolos.

Estoy rompiendo las reglas, lo sé, ¿pero qué importa? me pongo a pensar que en la naturaleza todo convive maravillosamente como en el aparente caos del bosque o de la selva, allí no se ve ese cuidadoso planeamiento que limita y ubica cada árbol, cada planta, grande, mediana y pequeña; es el ser humano que parece tener la necesidad apremiante de establecer un orden que le permita sentirse en control de la situación. Supongo que no hay nada malo en esto, es la pequeñez del ser que no puede con la grandeza que no es capaz de abarcar.

Mis pequeños visitantes, vienen tímidos, inseguros, en estado de total alerta, como si supieran (seguramente saben) que es peligroso acercarse mucho a los humanos.

Algunos son muy hermosos como los cardenales rojos y los azules, otros tienen plumajes de colores menos brillantes; unos son grandes y otros son muy pequeñitos, diminutos; he observado que los grandes son más nerviosos y están más tensos que los pequeñitos, al menor movimiento que observan a traves de la puerta de vidrio, vuelan a los árboles cercanos, en cambio los pequeñitos se quedan comiendo las semillas, siempre en actitud de alerta, pero más confiados.

También como entre los humanos, los pájaros luchan por la supremacía, he visto venir a algunos más grandes y más fuertes, forzar a los pequeños a levantar el vuelo mientras ellos se quedan con toda la comida; pero también los pequeñitos se pelean y tratan de evitar con fuertes aleteos amenazantes que otros sigan llegando.

Algunas veces un visitante inusitado hace presencia; un ardillita, sólo una; aparece y todos los pájaros vuelan en desbandada; ella no tiene que pelearle a nadie el espacio ni la comida, su sola presencia hace todo el trabajo.

De todo este maravilloso espectáculo me perdería si no tuviera la pequeña osadía de alterar
el orden y derramar las semillas en el lugar menos indicado, pero vale la pena!!!!

"Porque no engraso los ejes, me llaman "abandonao"
si a mí me gusta que suenen, pa que los quiero engrasaos...." A. Y