martes, 2 de noviembre de 2010

Infancia

Siempre me ha parecido que los niños son absolutamente interesantes y encantadores. Cada edad tiene su encanto, y también sus particulares retos para los padres.

Ahora que soy abuela y que constantemente reflexiono sobre el pasado, pienso que las madres no nos damos tiempo para disfrutar el encanto de cada etapa en la vida de nuestros niños, nos dejamos abrumar por la ansiedad y el estrés cotidiano, por las preocupaciones acerca de su futuro, por todo lo que no es el presente, que es al que realmente hay que darle la oportunidad, porque es lo único que nos pertenece.

Lo más triste es que cada etapa en la vida de un niño es muy breve, demasiado breve e irrepetible, lo que pasó queda en el tiempo y ya no habrá posibilidad de recuperarlo ni siquiera en la memoria que se vuelve borrosa y oscura con el tiempo.

Cuando escucho fascinada las preciosas ocurrencias de mi nietecita de tres años, y las agudezas de mi nieto más grande, pienso que hubiera sido un tesoro tener grabaciones de las primeras palabras y frases de mis hijos cuando eran pequeños, más fotografías, ropitas que les pertenecieron, algún juguete favorito, hojas con sus primeras letras, libros y otros valiosos recuerdos.

Si volviera a ser madre ahora que soy abuela y puedo valorar mejor el tiempo que se pasa con los niños, creo que me esforzaría por ser mucho menos estricta, tomaría con mucho más humor las repentinas ocurrencias y los súbitos deseos de los pequeños y les daría la alegría de complacerlos y participar en sus juegos con mucha más frecuencia; trataría de ser más sensible hacia ellos y sus necesidades para no lastimarlos y para mostrarles una mejor imagen de su Padre; procuraría no reprimir su curiosidad sino fomentarla y satisfacerla; trataría de refrenar la necesidad de decir "no" casi todo el tiempo y si pudiera tener cerca a sus abuelos, les permitiría disfrutarse mutuamente sin restricciones porque las oportunidades que ambos tienen hoy, no se repetirán, seguramente.

Noto además, que como muchas cosas en la vida, lo inmediato es pasajero, lo que hoy vemos como un gran problema, en pocos meses o años ya no lo será porque como decía, cada etapa de la vida de un niño dura poco y sería tan hermoso saber disfrutarlas y vivirlas con ellos!
El beneficio sería mutuo: ellos más felices y sus padres más plenos, menos estresados, más serenos, más sabios y tal vez ... más amados y mejor recordados.