miércoles, 14 de abril de 2010

Osadía

Hay un pequeño patiecito de cemento junto a la puerta de mi cocina y después de éste, un amplio jardín muy verde.

Como muchas cosas aquí, cada cosa debe estar en el debido y estratégico lugar, lo cual hace que todo se vea muy bonito y cuidadosamente planeado. Los árboles grandes, uno a la izquierda y otro a la derecha del terreno, los arbustos, ubicados cerca de los límites de la propiedad y en el centro un lugar para las plantas de flores y hermosas hojas. También una "casita" alta para poner alimento a los pájaros.

He puesto semillas para ellos en este lugar, muchos pájaros llegan especialmente en el crudo invierno, pero cuando la nieve se va y llega la primavera, a mí me gusta derramar las semillas en el pequeño patiecito de cemento, eso hace que los pajaritos vengan muy cerca y yo me deleite contemplándolos.

Estoy rompiendo las reglas, lo sé, ¿pero qué importa? me pongo a pensar que en la naturaleza todo convive maravillosamente como en el aparente caos del bosque o de la selva, allí no se ve ese cuidadoso planeamiento que limita y ubica cada árbol, cada planta, grande, mediana y pequeña; es el ser humano que parece tener la necesidad apremiante de establecer un orden que le permita sentirse en control de la situación. Supongo que no hay nada malo en esto, es la pequeñez del ser que no puede con la grandeza que no es capaz de abarcar.

Mis pequeños visitantes, vienen tímidos, inseguros, en estado de total alerta, como si supieran (seguramente saben) que es peligroso acercarse mucho a los humanos.

Algunos son muy hermosos como los cardenales rojos y los azules, otros tienen plumajes de colores menos brillantes; unos son grandes y otros son muy pequeñitos, diminutos; he observado que los grandes son más nerviosos y están más tensos que los pequeñitos, al menor movimiento que observan a traves de la puerta de vidrio, vuelan a los árboles cercanos, en cambio los pequeñitos se quedan comiendo las semillas, siempre en actitud de alerta, pero más confiados.

También como entre los humanos, los pájaros luchan por la supremacía, he visto venir a algunos más grandes y más fuertes, forzar a los pequeños a levantar el vuelo mientras ellos se quedan con toda la comida; pero también los pequeñitos se pelean y tratan de evitar con fuertes aleteos amenazantes que otros sigan llegando.

Algunas veces un visitante inusitado hace presencia; un ardillita, sólo una; aparece y todos los pájaros vuelan en desbandada; ella no tiene que pelearle a nadie el espacio ni la comida, su sola presencia hace todo el trabajo.

De todo este maravilloso espectáculo me perdería si no tuviera la pequeña osadía de alterar
el orden y derramar las semillas en el lugar menos indicado, pero vale la pena!!!!

"Porque no engraso los ejes, me llaman "abandonao"
si a mí me gusta que suenen, pa que los quiero engrasaos...." A. Y

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa es una buena forma de quebrantar las reglas, me gusta, usted tiene espíritu hippie!! Un beso...

Ruth Grajales dijo...

Gracias Mayita, es todo un cumplido jaja.

Anónimo dijo...

Traté de encontrar en mi memoria los últimos versos de su texto, pero nada más no los conozco, y me gustaron, tienen un sabor muy popular, y los busqué, SON DE UNA CANCIÓN :) Y la leí toda y me encantó, la ando buscando en You Tube para ver como suena jajjaja